Ventajas y desventajas de los vehículos autónomos
Sobre el papel, un vehículo 100% autónomo puede tener muchas más ventajas que desventajas. En teoría, la utilización de un vehículo 100% autónomo puede resultar en una mayor eficiencia de combustible, un menos estrés mecánico para las partes móviles del motor y suspensiones, mucha mayor seguridad (ya que se descarta el factor humano de la ecuación) y menores costes globales.
Imagina el transporte de mercancías pesadas por carretera realizado por
un camión autónomo: no tendría que detenerse más que a repostar, no se
fatigaría, llegaría puntual e incluso podría acortar los tiempos de
entrega, minimizando costes y maximizando beneficios.
En el caso del transporte de personas, sucede algo similar. Taxis
autónomos recorriendo la ciudad sin descanso, compartiendo trayectos
entre personas y cobrando las carreras a través de apps de smartphone
serían el ideal urbano de transporte personal. Los autobuses autónomos,
más de lo mismo. Los pequeños vehículos de reparto de mercancías a
domicilio (desde comida rápida hasta paquetería) supondrían, de nuevo,
reducción de costes, eliminación del error humano y fiabilidad total.
Cómo serán los coches autónomos
Si vemos una foto más global, los vehículos autónomos serán, en su amplia mayoría, eléctricos o híbridos enchufables. Esto, en teoría, es una gran noticia a nivel medioambiental por muchas razones, pero sobre todo porque es muy posible que los centros urbanos queden libres de coches contaminantes,
y también de coches pilotados por humanos (algo que, sin embargo,
tardará posiblemente más de un par de décadas en suceder). Esto tiene
implicación directa en la contaminación del aire y en la contaminación
acústica. Será posible transformar las ciudades en espacios para
peatones.
Como es lógico pensar, todo esto no son más que elucubraciones o, en el mejor de los casos, escenarios probables derivados de la teoría de los coches autónomos.
La tasa de accidentalidad es posible que se reduzca hasta quedar muy
cercana al 0%, igual que la mortalidad o los heridos en carretera. Se
emitirán menos toneladas de CO2 que nunca, al menos desde los vehículos,
y las personas ganaremos tiempo (de ocio, para trabajar, para dormir).
En otros aspectos, la llegada del coche autónomo no supondrá una ventaja. Por ejemplo, dejaremos de conducir.
No es algo tan exagerado porque seguro que siempre nos quedará la
conducción recreativa, incluso la virtual, pero está claro que habrña
muchos menos conductores humanos ante la llegada de los autónomos.
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